Inicio

 

Las de Goya y Lucientes eran familias aragonesas desde hacía varias generaciones. El primer antepasado paterno del pintor, su tatarabuelo Domingo de Goya y Villamayor, vasco originario de Cerain, llegó a Aragón como maestro de obras, a Fuentes de Jiloca (Zaragoza), poco antes de 1625. Pasados unos años se trasladó a Zaragoza. El bisabuelo de Goya también fue maestro de obras. Su abuelo, Pedro, fue notario real y dueño de tres casas en la calle de la Morería Cerrada (Zaragoza). El padre del pintor, José, fue maestro dorador y gozó de cierta notoriedad en la vida artística de la ciudad a mediados del siglo XVIII.

La familia materna, los Lucientes, era de labradores infanzones (pequeña nobleza) asentados en Fuendetodos (Zaragoza), donde eran propietarios de tierras de labranza que ellos mismos cultivaban. La rama de la que descendía Goya procedía de la villa de Uncastillo (Zaragoza), donde ya moraban en la Edad Media. Miguel Lucientes y Navarro, padre de Gracia, madre del pintor, ocupó por un tiempo el cargo de alcalde del lugar y vivió algunos periodos en Zaragoza.

Del matrimonio de Braulio José Goya y Franque y de Gracia Lucientes Salvador, celebrado en Zaragoza en 1736, nacieron seis hijos: Rita (1737), la mayor, que cuidaría de sus padres; Tomás (1739), dorador como su padre; Jacinta (1743), fallecida a los siete años; Francisco (1746), el pintor; Mariano (1750), fallecido niño; y Camilo (1752) que, tras sus estudios eclesiásticos en la Universidad de Zaragoza, fue capellán en Chinchón, no lejos de Madrid.

La casa de Fuendetodos (llamado así por la “Fuente Vieja” que es la que dio el nombre al pueblo) fue construida a principios del siglo XVIII y pertenecía a Miguel Lucientes, hermano de Gracia. Al poco tiempo de su llegada a Fuendetodos nació el 30 de marzo de 1746 Francisco José de Paula Goya y Lucientes.

Casa natal de Goya en Fuendetodos (Zaragoza)

 

Allí transcurrió su primera infancia, mientras su padre trabajaba dorando el retablo mayor de la Iglesia parroquial.

Tiempo más tarde la familia volvería de nuevo a Zaragoza, donde nacieron sus otros hermanos.

Francisco estudió en las escuelas Pías de Zaragoza, donde conoció a su amigo de toda la vida, Martín Zapater. Con sólo cinco años emprendió la formación artística en la escuela de dibujo de José Ramírez de Arellano y Juan Andrés Merclein, donde lo conoció José Luzán. En Zaragoza, a la edad de 12 años ingresó como alumno en la academia de dibujo de este pintor. Allí conoció a los hermanos Francisco, Ramón y Manuel Bayeu, también pintores, que tuvieron gran importancia en su vida: el primero fue su siguiente maestro.

Luzán le enseñó los principios del dibujo haciéndole copiar las mejores estampas que tenía. Estuvo con él 4 años.

A los 16 años continuó su formación con Francisco Bayeu. A esa edad pintó la primera obra importante de la que se tiene noticia, Tobías y el ángel

En 1762 se le encomendó la decoración del armario de las reliquias de la iglesia de Fuendetodos, armario que fue robado-destruido durante la guerra civil.

En diciembre de 1763 viajó a Madrid participando en el concurso anual de la Academia de San Fernando, cuyos premios consistían en becas para estudiar en Italia.

Fracasó en su intento, y en enero de 1764, regresó a Zaragoza.

En los años siguientes vivió a caballo entre esta ciudad y Madrid, donde se alojaba en el taller de Francisco Bayeu, quien tenía excelentes relaciones con Antón Raphael Mengs, el pintor de más prestigio de la corte de Carlos III.

Puntualmente se presentaba a los concursos para las becas de la academia de San Fernando, pero nunca logró su propósito.

Ante sus repetidos fracasos por obtener una beca para ir a Italia, en 1770 Goya emprendió el viaje con sus propios recursos. De su estancia allí se sabe que participó en un concurso convocado por la Academia de Parma, en Abril de 1771. El tema obligatorio era Aníbal pasando los Alpes. La prueba fue ganada por el italiano Borroni, pero Goya obtuvo una mención honorífica.

De retorno a Zaragoza, en julio de 1771, Goya abrió su propio taller en la calle del Arco de la Nao. En octubre, el cabildo de nuestra señora del Pilar le pidió un boceto y una prueba al fresco, antes de encomendarle la decoración del Coreto de la Virgen. El 11 de noviembre, el cabildo le confió la obra a un coste de 15000 reales.

La consagración como uno de los mejores pintores españoles del momento se produjo entre 1772 y 1774, cuando realizó una serie de murales titulada Vida de la Virgen en la cartuja de Aula Dei, cerca de Zaragoza.

Aula Dei

Mientras realizaba este trabajo, el 25 de julio de 1773 Goya se casó en Madrid con María Josefa Bayeu, hermana de su maestro Francisco. Al consolidarse con este matrimonio la relación entre ambos, Bayeu abrió las puertas de la corte a su alumno y amigo. El 29 de agosto de 1774 nació en Zaragoza un hijo de la pareja, a quien pusieron el nombre de Antonio Juan Ramón Carlos Goya Bayeu.

Josefa Bayeu retratada por su marido, Francisco de Goya, en 1805

En enero de 1775 Goya y su familia se trasladaron a la casa de Francisco Bayeu, en la calle del Reloj, en Madrid. Desde ese momento, el pintor fijó su residencia en la capital del reino hasta 1824, año en el que emigrará a Francia.

Gracias a su cuñado, Goya comenzó a trabajar en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Bajo la supervisión de Bayeu se le encomendó la realización de cartones para tapices destinados a decorar las habitaciones de los príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) en el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial. Los cartones son los modelos sobre los cuales los artesanos tejen los tapices.

Real Fábrica de tapices

Goya continuó trabajando para la fábrica de tapices hasta 1792, realizando un total de 63 cartones para diferentes estancias de El Escorial y El Pardo.

En el plano privado Goya sufrió varias tragedias familiares. El 15 de diciembre de 1775 está registrado el bautismo de su hijo Eusebio Ramón, pero el niño murió poco después. Lo mismo ocurrió con Vicente Anastasio, bautizado el 21 de enero de 1777, con María del Pilar Dionisia, bautizada el 9 de octubre de 1779, y con Francisco de Paula Antonio Benito, bautizado el 22 de agosto de 1780.

A pesar de estos problemas, la familia logró mayor autonomía económica y se estableció en 1776-1777 en el segundo piso del número 66 de la carrera de San Jerónimo.

En 1778 el pintor sufrió los primeros síntomas de la misteriosa enfermedad que, años más tarde, le produciría una incurable sordera.

Los cartones no fueron la única actividad del pintor. En julio de 1776, el cabildo del Pilar aprobó que Ramón Bayeu y Francisco de Goya, bajo la dirección de Francisco Bayeu, pintasen las bóvedas del Pilar.

Ese mismo año Goya fue nombrado oficialmente pintor de la Real Fábrica de Tapices, con un sueldo de 8.000 reales.

Mientras continuaba recibiendo encargos de cartones, realizó Nueve estampas dibujadas y grabadas al aguafuerte sobre cuadros de Velázquez. Pero lo más importante de este período fue el comienzo de su actividad de retratista.

En 1781, Goya fue invitado a participar en un concurso para decorar el retablo de la Iglesia de San Francisco el Grande, en Madrid. La alegría por triunfar en esta competición se vio empañada por las muertes de su padre y de su hija Hermenegilda Francisca Paula en abril de 1782. La larga serie de desgracias relacionadas con los hijos de matrimonio se rompió en 1784 con el nacimiento de Francisco Javier Pedro, el único de los descendientes que sobrevivió a sus padres.

Francisco Javier Pedro, hijo de Goya

En los primeros años de la década de 1780. Goya ya estaba consagrado como uno de los pintores más importantes de España.

La buena situación económica le permitió mudarse a una casa más amplia, al número 1 de la calle del Desengaño.

En 1786, junto a su cuñado Ramón Bayeu, fue nombrado pintor del rey, con un sueldo de 15.000 reales. La relación con la corona se intensificó tras la muerte de Carlos III, en diciembre de 1788, y el ascenso al trono de Carlos IV.

El nuevo rey le encargó varios retratos de él y de la reina. Los monarcas quedaron muy satisfechos con los trabajos, y el 25 de abril Goya fue nombrado pintor de cámara.

En 1790, el artista mantuvo un conflicto de carácter jerárquico con las autoridades de la Real Fábrica de Tapices, cuando se negó a realizar cartones, y viajó a Valencia y Zaragoza. Se sabe que en este mismo año padeció una grave enfermedad, y que su hijo Francisco Javier Pedro se contagió de viruela.

Al año siguiente regresó a Madrid, solucionando sus diferencias con la Real Fábrica de Tapices.

Sin la preceptiva autorización real, en octubre de 1792 viajó a Andalucía. En diciembre contrajo una grave enfermedad en Sevilla que lo puso al borde de la muerte. Viajó entonces a Cádiz. Gracias a su cuñado Francisco Bayeu obtuvo el permiso necesario para permanecer dos meses en Andalucía con el fin de recuperar la salud. Mejoró, pero la afección lo dejó sordo para el resto de su vida. En aquel momento no pudo identificarse el mal. Posteriormente, algunos investigadores han especulado que podría haberse tratado de sífilis, pero en la actualidad se cree que padeció saturnismo, una intoxicación causada por las sales de plomo de las pinturas.

En julio estaba de regreso en Madrid. En octubre de 1795 sucedió al fallecido Francisco Bayeu como director de pintura de la Academia de San Fernando. Ese mismo año conoció a los Duques de Alba.

Cuando Cayetana de Alba enviudó, se retiró a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Goya, que se había enamorado de la duquesa, la visitó en 1796.

Al año siguiente Goya, que permanecía en Andalucía, renunció, por razones de salud, a su cargo en la Academia de San Fernando, que, sin embargo, lo nombró director honorario.

La sordera intensificó y enriqueció la vida interior del artista, desatando su imaginación hasta límites que los investigadores han distinguido como la etapa del “Goya visionario”.

Decidió entonces ensanchar capricho e invención con una serie de 80 aguafuertes titulada Los Caprichos . La publicación de los grabados, en 1799, motivó una denuncia contra el artista ante el tribunal de la Inquisición.

En octubre de ese mismo año fue nombrado primer pintor de cámara, con una remuneración de 50.000 reales anuales.

Goya pasó un largo período, hasta 1808 (año en que pintó La Familia de Carlos IV ), sin recibir encargos de palacio. Algunos investigadores creen que el artista se retrajo voluntariamente y dejó de ir a la corte debido a sus ideas liberales. No obstante, mantuvo contactos con Godoy, el poderoso favorito del rey y amante de la reina María Luisa, a quien hizo varios retratos. De entre 1798 y 1803 son la Maja desnuda y la Maja Vestida, obras en torno a las cuales hay dos teorías: fueron realizadas para Godoy (retratando a la amante del ministro, Pepita Tudó), o éste las compró después de la muerte de la duquesa de Alba. La maja desnuda fue motivo para una nueva acusación ante el tribunal de la Inquisición, que no tuvo consecuencias gracias a los oficios de Fernando VII, durante su primer y breve reinado en 1808.

Pepita Tudó

En 1805 se casa Javier, el hijo de Goya. En la boda, el pintor conoce a una muchacha de 17 años, Leocadia Zorrilla, pariente de la desposada.

El período que media entre 1808 y 1814 está presidido por acontecimientos turbulentos para la historia de España. En 1808, con el pretexto de dirigirse a Portugal para ayudar a la causa española en la “guerra de las naranjas”, los ejércitos franceses invaden España. A partir del motín de Aranjuez, Carlos IV se ve obligado a abdicar a favor de su hijo Fernando VII, a quien Napoleón sustituye por su hermano José Bonaparte en el trono de España. Godoy debe abandonar el poder tras ser detenido. Tras el levantamiento, el 2 de mayo dará comienzo a la llamada “Guerra de la Independencia”, la cual llevará a la proclamación de la Constitución de Cádiz en 1812 y a la expulsión de José Bonaparte en 1813, y tras ésta el retorno del destronado rey Fernando VII.

El estallido de la guerra en mayo de 1808 supone un grave conflicto interior para el pintor ya que su ideología liberal le acerca a los afrancesados y a José I (a quien juró fidelidad), mientras que su patriotismo le atrae hacia los que están luchando contra los franceses. Este debate interno se reflejará en su pintura, que se hace más triste, más negra, como se muestra en la serie de grabados Los desastres de la guerra . Al finalizar la contienda pinta sus famosos cuadros sobre el Dos y el Tres de Mayo de 1808 .

El 20 de junio de 1812 murió Josefa Bayeu. Un año antes, ambos habían hecho testamento a favor de su único hijo vivo. Del inventario de los bienes resultó que la pareja gozaba de una excelente posición económica.

Poco tiempo después el pintor contrató como ama de llaves a Leocadia Zorrilla de Weiss, la mujer que había conocido en la boda de su hijo, cuyo marido (Isidoro Weiss, comerciante de origen alemán) la había abandonado y denunciado por “mala conducta” y adulterio. Todo hace suponer que Leocadia se transformó en amante de Goya, y que de esas relaciones nació, en 1814, la futura pintora Rosario Weiss.

Leocadia Zorrilla de weiss, amante de Goya

 

Cuando Fernando VII recuperó el trono en 1814, Goya continuó como pintor de cámara. Sin embargo, no volvió a recibir nuevos encargos del soberano.

En 1819 compró la llamada Quinta del Sordo, a orillas del río Manzanares. Él tenía 63 años, Leocadia, 31. Su unión es atormentada, los litigios son frecuentes, y además Goya no goza de buena salud. Entre 1819 y 1820 corre peligro de muerte por una enfermedad de la que lo salvan los cuidados del doctor Arrieta. Entre 1820 y 1821 pinta al óleo sobre la pared las Pinturas Negras . En contra de la creencia popular, el nombre del inmueble no se debería a la sordera del pintor, sino a la de su anterior propietario.

Quinta del sordo, casa de Goya en MadridInterior de la Quinta del Sordo

 

 

En 1823, con la restauración de Fernnado VII, las autoridades civiles y religiosas comenzaron a perseguir a los liberales. Para evitar la confiscación de sus bienes puso la Quinta del Sordo a nombre de su nieto Mariano, refugiándose con su amigo liberal el canónigo Duaso.

En mayo de 1824, el pintor emprende discretamente los preparativos para el exilio. Pidió al rey autorización para viajar a Plombiéres, en Francia, para “tomar las aguas” con las que combatir sus achaques. Sin embargo, se instaló en Burdeos, en compañía de Leocadia, la hija de ambos, Rosario, y un hijo anterior de la mujer llamado Guillermo.

Rosario, hija de Goya

 

Hizo un breve viaje a París (unos 3 meses) y en 1826 volvió por un breve período de tiempo a Madrid para ver a su hijo Javier y para gestionar su jubilación solicitando el retiro definitivo del cargo del pintor del rey, que el soberano le concede junto a una pensión anual de 50.000 reales. En esta ocasión, el anciano pintor posa para el retrato oficial que le hace Vicente López Portaña, su sucesor en el cargo que acaba de dejar.

Retrato de Goya por Vicente López

 

El 1 de abril de 1828 escribe desde Burdeos una carta a su hijo en la cual dice que guarda cama por una pequeña indisposición. Al día siguiente queda inmovilizado por la parálisis y la muerte le sorprende la madrugada entre el 15 y el 16 de abril de 1828 a la edad de 82 años.

Fue enterrado junto a su consuegro Martín Miguel Goicoechea.

Parece ser que en 1880 el cónsul español comenzó los trámites para trasladar los restos del pintor a España.

Los problemas políticos y culturales de la época crearon un ambiente surrealista con respecto a los restos del pintor. En cónsul Pereyra en 1888 consigue los permisos para abrir el panteón. Dentro se encuentran las dos cajas sin inscripciones, la más próxima a la entrada se presupone la de Goya que fue el último en morir. Al cuerpo le faltaba el cráneo y pronto corrió el rumor de que había sido robado.

Se decide repatriar los dos cuerpos para tener la certeza de que los restos de Goya vuelvan a España.

En 1899 se llega a un acuerdo: deciden meter los restos de los dos difuntos en un mismo ataúd pero separados por dentro en dos cajas independientes.

Después de un tiempo de recapacitación los restos son enterrados en el mausoleo de la Iglesia de San Isidro.

Tumba de Goya en la ermita de San Antonio de la Florida (Madrid)

Pero, ¿dónde está el cráneo de Goya?

La historia de la cabeza de Goya, hoy en día sigue siendo un misterio.

Una historia nos cuenta que Goya dio su consentimiento al doctor Lafarque para que una vez muerto le cortase la cabeza para analizarla. En esa época estaban muy de moda los estudios frenológicos, que trataban de relacionar la observación del cerebro con la genialidad y la locura. Por tanto, según esta hipótesis, Goya habría sido enterrado sin cabeza desde el principio.

La mujer del pintor Grugada, discípulo de Goya en esa época, afirma que Goya fue enterrado “entero” envuelto en una sábana y con un sombrero de seda. Dentro de la caja se encontraron los restos de un sombrero…

Se cuenta también que un nieto de Dionisio Fierros contaba que su abuelo conservaba una calavera en su estudio y que podría haber sido la de Goya. La viuda de Fierros lo corrobora. Por desgracia, uno de los hijos del pintor, estudiante de medicina, se la llevó a Salamanca para hacer prácticas y la hizo estallar en pedazos en uno de sus experimentos.

¿Cráneo de Goya?

Otros tratan de hallar una respuesta romántica, según la cual, el pintor pudo pedir a sus albaceas, que a su muerte le separaran la cabeza del cuerpo y que la enterraran en Madrid junto a un pie de la duquesa de Alba, el gran amor de su vida. En 1945, se hizo una autopsia a los restos de la Duquesa para determinar que murió de tuberculosis y se certificó que le faltaba uno de sus pies.

Así, tras varias peregrinaciones y leyendas, sus restos descansan desde 1919 junto a los de Goicoechea en la Iglesia de la ermita de San Antonio de la Florida, bajo los formidables frescos que él mismo había pintado.

Francisco de Goya y Lucientes
España

Francisco de Goya y Lucientes

 

Para conocer más acerca de la obra de Goya, pulsa en el siguiente enlace

http://goya.unizar.es/InfoGoya/Obra/Obra.html